Looking for some peace (Natalie)

Últimamente el mejor lugar que tenía para escapar de todo era el muelle. No sabía por qué, pero este sitio me transmitía una paz que pocas veces había sentido. Probablemente eso fuese por el suave vaivén de las olas o porque no muchas personas andaban rondando por allí al atardecer. El sol estaba por caer así que tenía que apurarme para llegar allí y poder contemplar como se escabullía por el horizonte, uno de mis momentos del día favorito.

Al llegar a la playa me quite los zapatos, los enredé entre sí con los cordones y me los colgué en el cuello antes de sentarme en el borde del muelle dejando que mis pies colgaran en el aire llenándose del fresco aire que el mar le otorgaba. Solté un suspiro intentando relajarme y dejar de pensar un poco en todo el rollo de ser un lobo porque terminaría por volverme aún más loco. Todavía no entendía como había sucedido lo de la noche anterior y francamente volver a mi casa no era una opción ¿Qué si me volvía a pasar y lastimaba a alguien? No me podía dar el lujo de regresar. Apoyé mis brazos en la sucia madera y me dediqué a contemplar algunos pájaros pasar por encima mío hasta que un par de pisadas detrás mío me pusieron un poco alerta.

¿Y si decía que no? Apenas había pasado un segundo que había dejado de hablar y ya me arrepentía de lo que había dicho, quizás acababa de cagarla del todo con mi proposición. Aunque esperaba con todas mis ganas que por alguna extraña razón me dijese que si, porque la idea de despertar a su lado me daba aún más ganas. Sonreí ante lo primero que dijo y después me puse seria, no quería que pensase que me aprovechaba de que estuviese mal con sus padres. Volví a acariciar su brazo haciéndole cosquillas antes de hablar. - Si tienes problemas con eso, puedes quedarte las veces que quieras, a mi no me importa acogerte, ojitos - Le mostré una pequeña sonrisa con lo último. Las cosas de los demás no solían importarme tanto, pero me sentía mal al saber que tenía problemas con sus padres y más por ser un lobo.

Me pilló por sorpresa su abrazo, pero tampoco tardé demasiado en corresponderselo con una sonrisa, la cual creció al escuchar su agradecimiento. Acaricié su espalda separándome un poco de él para observar su cara. - No tienes que agradecerme nada, ya te pediré yo algo a cambio - Bromee antes de guiñarle un ojo y mirar la playa por unos segundos. - ¿Quieres ir ya o prefieres estar un rato más aquí? - Le pregunté, la verdad es que a mi no me importaba donde estar mientras el estuviese a mi lado, joder, ya empezábamos.

Me quedé en silencio esperando a que contestase, dejándome llevar por como su pecho rebotaba lentamente contra el mío cuando respiraba, no entendía como me fijaba tanto en cosas de las que antes no me daba ni cuenta. Reí un poco con su broma y volví a mirarlo con una sonrisa en los labios, observando como volvía a su posición de antes y incorporándome para hacerlo mismo, sacudiendo la arena de mi falda con mis manos. - Si, yo también - Le contesté riendo un poco antes de ponerme en pie y volver a sacudir mi falda.

Dejé las sandalias en el zapatero y me desnudé para colocarme un pantalón corto de pijama y una camiseta de tirantes. Volví al salón colocando mi pelo y observándole. - Pues... creo que dentro de poco hará cuatro años desde que estoy aquí - Contesté caminando hasta el sofá y sentándome a su lado, quería besarle de nuevo pero aun así me acomodé como si nada. Observé mi ropa antes de hablar. - Tengo algo de ropa de mi hermano por si quieres cambiarte, juraría que más o menos usáis la misma talla... - Le eché un vistazo de arriba a abajo sin apenas disimulo, pero lo bueno era que tenía la excusa de lo de la ropa. Llevé de nuevo mi vista hasta sus ojos esperando su respuesta.

Cada vez que lo miraba a los ojos me quedaba observándole como una idiota, creo que jamás había visto algunos tan bonitos, aunque yo tampoco era mucho de fijarme en esas cosas. - Aún eres joven, no tengas prisa por irte... - Contesté con una sonrisa, esperando que no le molestase haberle dicho así, y es que aun que este no fuese el caso, yo a veces me arrepentía de haberme ido de mi país natal. Asentí cuando él lo hizo y me levanté ofreciéndole mi mano, comenzando a caminar hacia mi cuarto una vez que la tomó. Abrí mi armario y busqué en uno de los cajones, mostrándolo algo de ropa de hombre. - Coge lo que quieras, dudo mucho que mi hermano se vaya a pasar por aquí dentro de poco - Comenté algo seria, sin duda era al que más echaba de menos.

Asentí viendo como cogía unos shorts y cerré el cajón, fui a abrir un poco la ventana porque ahora que lo había dicho yo también tenía calor. Hablé estando de espaldas a el mientras corría las cortinas, esperando que se cambiase. - ¿Tienes sueño ya o quieres que veamos una película? - Tenía ideas mejores que hacer con él pero no era momento para agobiarlo, tan solo nos habíamos besado una vez. Cerré los ojos por unos instantes y me di la vuelta para observarlo, esperando no pillarme en una situación demasiado comprometida.

Sonreí cuando se acercó a tomarme la mano y lo llevé de nuevo al salón sin soltarlo, encendí la televisión y entré en el menú para conectar la memoria usb que había puesta. - ¿Eliges tu? - Le pregunté pasándolo el mando mientras observaba como salían todos los títulos de las películas que había, casi las había visto todas. Dejé el mando suavemente sobre sus piernas antes de entrelazar su brazo con el mío, me gustaba estar junto a él cada rato.

Acaricié con suavidad su brazo mientras elegía, subiendo lentamente mis piernas al sofá y acomodándome a su lado, se estaba demasiado bien ahí. Fijé mi vista en la televisión cuando la música de la película comenzó a escucharse, aunque no fue por mucho tiempo ya que para cuando quise darme cuenta tenía de nuevo sus labios contra los míos. Sonreí un poco antes de llevar mi meno libre hasta su cabeza y acariciar un poco su mejilla antes de hundir mis dedos en su pelo, aumentando la intensidad de nuestro beso.

Me dejé llevar por su agarre y por la intensidad del beso, tanto, que sin saber muy bien como, acabé sentada sobre él moviendo mis labios aún más rápido, dejando que se entremezclasen por completo con los suyos. Aproveché que mis dedos seguían enredados en su cabello para bajar mi mano lentamente hasta su cuello y acariciar este también, disfrutando de las caricias que mis dedos le proporcionaban y de la suave textura de su piel.

Subí su camiseta por su torso y por sus brazos antes de tirarla a nuestro lado, soltando un pequeño suspiro en sus labios al notar como comenzaba a subirme la camiseta, así que volví a separarme de él dejando que me la quitase del todo. Volví a besarle de nuevo, dándome cuenta de como los dos estábamos tan alterados como el otro y me encantaba, lo había conocido hoy pero poco a poco tenía más que claro que Elliot era perfecto para mi. Dejé de besarle para dar suaves besos en sus labios y llevé mis manos a los botones de sus vaqueros para quitarselos.