Monique L. Delacroix || ID

La mente de Monique es algo bastante complejo. Cuando la observas la primera vez, tienes la imagen de chica engreída, la cual solo piensa en ella misma y en conseguir lo que quiere. La típica vampiresa rompe corazones, fría y sanguinaria. Y en parte, todo eso es cierto. La vida, enseño a Monique que la confianza, era algo que no podía permitirse, y que cada vez que bajabas la guardia, había alguien ahí para hacerte daño. Por todo esto, su odio por los hombres esta siempre presente. Por supuesto, sabe que no todos son así, su padre adoptivo era uno de los hombres mas bueno que conoció, pero esas son las excepciones. Su lema suele ser, "Haz tu, antes de que te lo hagan a ti" y por ese motivo, procura evitar cualquier tipo de relación con nadie.

Sin embargo, esa solo lo es la corteza exterior del increíble laberinto que es Monique. En el fondo, no se trata mas que de una niña abusada, primero por su padre y luego por su prometido. Todo ello lo único que ha conseguido es crear a una chica muy insegura de si misma, llegando incluso a sentirse culpable de todas las cosas que le han pasado. Cuando considera que es algo merecido, es capaz de matar a sangre fría y sin remordimientos, y en esos casos, jamas para alimentarse, únicamente como venganza, pero cuando a la hora de "comer" se le pasa la mano y mata a una de sus victimas, suele sentirse culpable bastante tiempo. No quiere ser un monstruo como aquellos que abusaron de ella.

Para ella, una de las cosas mas importantes es la lealtad, a la familia y a los amigos. Su tiempo con la familia que la adopto la hizo valorar el tener unos seres queridos y protegerlos contra todo pronostico. Por eso, cuando consigues traspasar la coraza que la envuelve, descubres en ella una amiga fiel y cariñosa, capaz de hacer cualquier cosa por la gente a la que quiere.

22 de Octubre de 1840. En un humilde hogar de la Ciudad de las Luces llegaba al matrimonio Leroix su pequeña primogénita, una niña de rubios cabellos y ojos claros como su madre, Monique.

Los primeros tres años de la pequeña transcurrieron como los de cualquier niña de su vecindario. No tuvo necesidades, pero tampoco tenia lujos innecesarios, pero poco después de su cumpleaños, un brote de gripe llego a la comunidad, cobrándose la vida de su madre. Al principio, no comprendía que sucedía. Extrañaba a su madre, y la quería de vuelta, pero poco a poco dejo de preguntar por ella y, al ser tan pequeña, comenzó poco a poco a olvidarla.

En un principio, su padre se mostro cariñoso y preocupado. Cuidaba de su hija, trabajando duro por ello pero, poco a poco, a medida que su hija crecía adquiriendo ese parecido con su fallecida mujer, empezó a refugiar su frustración en la pequeña. Los días que llegaba borracho aumentaron, y los golpes a su hija también, la cual a su corta edad no entendía porque hacia eso, y después de cada paliza únicamente se refugiaba en su cuarto y lloraba hasta quedar dormida.

A medida que crecía, las palizas se hicieron más comunes, y también mas violentas, hasta que un día, cuando Monique tenia apenas trece años, su padre llego dando trompicones por la puerta, llamándola a gritos. El olor de bar y alcohol estaba en sus ropas y, antes de pegarla, comenzó a acariciar su mejilla. “Te pareces tanto a ella, te pareces tanto a ella” repetía sin parar. Monique tenia miedo a su padre, pero nunca como aquella noche, así que, cuando vio que se inclinaba hacia ella, sin saber si para pegarla o para algo peor, aprovecho su falta de equilibrio para empujarle y salir de la casa corriendo.

No sabía cuanto tiempo paso en los bosques hasta que Peter la recogió. El matrimonio Delacroix había perdido una hija años atrás, tan parecida a Monique, que no pudieron evitarlo, y la acogieron como parte de su familia. La vida de Monique entonces pego un vuelco. De no tener nada, más que miedo y dolor, paso a tener unos padres que la querían y protegían. Aquellos cinco años fueron los mejores de su vida. Pero al cumplir los 18, entro en su vida Paul Da’Boisse. Hijo del banquero del pueblo, los padres de Monique vieron como algo estupendo que un hombre tan importante se interesara de esa forma de su hija, por lo que en el momento que pidió su mano en matrimonio, no lo dudaron ni un momento, teniendo por seguro que acababan de asegurar el mejor futuro para su hija. Que equivocación.

La suerte con los hombres perseguía de nuevo a Monique. Habiéndose librado del borracho de su padre, se encontró con el borracho de su marido. Los tiempos de las palizas volvieron a la vida de Monique, salvo que mucho mas crueles. No solo abusaba de su cuerpo con puñetazos, sino que la obligaba a cumplir lo que el llamaba “los deberes de cualquier buena esposa”. Monique estaba atrapada de nuevo hasta que, como la vez del bosque y aprovechando que su marido había acudido a una de esas cenas “para los negocios” a las que iba luego de cada paliza, Monique decidió escapar de aquello. Se adentro en el bosque, quizás buscando una fiera acabara con su sufrimiento, o una caída o un… Hasta que de pronto, la imagen mas hermosa que había visto en su vida se planto frente a sus ojos. Era el hombre más atractivo que había conocido jamás, bañado por la luz de la luna y unos hermosos ojos dorados. No tuvo tiempo de sonreír, y de pronto perdió el conocimiento.

Cuando despertó, Monique tardo unos días en caer en cuenta de lo que había sucedido. Una nueva fuerza barría sus músculos, y una sed implacable quemaba su garganta. Después de caer en cuenta, que su vida hasta el momento había cambiado, decidió que era el momento de sacar provecho a la situación. Durante días, sacio su sed hasta que aquella molestia en su garganta remitió, y solo entonces pudo hacer lo que llevaba deseando durante casi toda su vida. Los hombres de su vida pagaron con la muerte sus pecados.