You're next [Adele]

Seattle, una ciudad que tiene la fortuna de que yo me encuentre aquí ahora, si fortuna porque no piso cualquier sitio. Hace 2 días que llegue a este lugar, una ciudad en donde abundaban los peligros, donde yo podría hacer mis maldades sin levantar sospechas ni estarme cuidando de nadie, aunque en realidad a mi poco me importaba si me descubrían asesinando humanos ¿Qué podrían hacerme? ¿Meterme a la cárcel? Definitivamente nada. Esta ciudad me fue recomendada por un vampiro conocido que tenía en la última ciudad en la cual estuve aunque ya estaba de lo mas fastidiado de ese lugar, ya tenía varios años ahí necesitaba un gran cambio, un sitio el cual fuera nuevo por completo. Luego de tantas maravillas de las que me hablo del lugar no me lo pensé mucho y bueno por eso ya me encuentro aquí.

La noche había caído, lo que significaba era momento de conseguir sangre fresca de humanas, soy un completo adicto consumiendo diario sangre, la bebo por el mero placer y satisfacción que me produce, tanto el sabor de esa droga roja como lo que provoco en mis victimas al atacarlas. El cielo estaba cubierto por nubes, era una noche fría, pequeñas gotas de lluvia comenzaban a caer. Una noche perfecta para cazar, vagabundeando por la oscura carretera uno de mis lugares favoritos para atrapar a mis víctimas divirtiéndome un poco. Me tire a la mitad del camino, era una lástima que me tuviera que ensuciar la ropa con el húmedo suelo de la carretera pero era parte de mi juego para conseguir una presa, nunca fallaba, siempre había un idiota que caía.

Pasaron unos cuantos minutos, las gotas de lluvia me caían en el rostro y una pequeña sonrisa se dibujaba en mis labios al escuchar el ruido del motor de un auto acercarse a poca velocidad, esos humanos siempre cuidadosos de no excederse en la velocidad para no provocar accidentes, ya que con la carretera mojada era posible que pasara. Cuando vi el auto acercarse lo suficiente me levante con rapidez quedando en medio del camino manteniendo mi mirada fija en este, no cabe duda que si es mi noche de suerte, es una humana la que viene conduciendo. Escuche el rechinido que producían los neumáticos cuando intento frenar, pero no lo consiguió del todo ya que el auto logro golpearme, ese era el plan. Me deje caer al suelo haciendo mi mejor actuación de sujeto gravemente herido e inconsciente a mitad de la carretera húmeda.

El auto se detuvo por completo, escuche la puerta de este abrirse y la humana bajo de este acercándose corriendo hasta mí, me estaba conteniendo a no abrir los ojos y atacarla ya, estaba esperando solo un poquito más, hacerla sufrir por haberme golpeado con su auto, algo que yo mismo había provocado por supuesto. – ¡Oh Dios mío! Pero que he hecho – Dijo la humana bastante asustada, además no solo lo notaba en el tono de su voz si no también en los latidos de su corazón. Pero que dramática la mujer, no hay duda que esto sí es bastante divertido, se trago por completo mi actuación. Cuando la chica se acerco para ver si latía o no mi corazón abrí los ojos, fin del la actuación y momento de la verdad. – Sorpresa, estoy vivo, sin ninguna herida y sediento - La chica se sobresalto al escucharme y antes de que pudiera decirme algo o intentar apartarse, la sujete y lleve mi boca hasta su cuello, aspire rápido su aroma... "oh que delicia..." abrí mi boca y clave mis colmillos con fuerza sobre su piel empezando a beber de su sangre, como era de esperarse la chica no dejaba de gritar y forcejear para que la soltara, cosa que no hare por supuesto.

Bebía de su sangre con rapidez como si no hubiera bebido en años, es difícil controlarme a beber de forma lenta ¿además para qué diablos debo controlarme? Poco a poco la chica no tenia las fuerzas suficientes para seguir luchando con que la soltara. Deje de beber de ella sin matarla, ya tendrá una muerte lenta aquí tirada en esta carretera antes de que alguien la encuentre para salvarla. Una vez que deje caer a la chica al suelo, me levante sacudiendo mi ropa, cuando escuche el llanto de un bebé. Fije mi mirada hacia el interior del auto, en el asiento trasero se encontraba un bebé. – Genial, lo que me faltaba - Dije molesto al escuchar su lloriqueo, odio los bebes son demasiado ruidosos. Camine hacia el auto abriendo la puerta del asiento trasero y me agache un poco para poder mirar al bebé. – Felicidades, te convertirás en mi postre de la noche – Dije mirando al bebé quien aumento el volumen de su llanto luego de mis palabras, y para colmo… es niña, ya que su ropa era demasiado rosa. Me acerque un poco extendiendo mis brazos para tomar a la bebé, si iba a beber de ella tenia que sacarla del auto. - Guarda silencio, niñita - Le ordene a la bebé como si me fuera a entender, que lo unico que hizo fue llorar aun más.

Cada vez tenía más claro que me encantaría vivir en una noche continua y más cuando salía por la mañana a Seattle, dándome cuenta de que cada vez sus mañanas me asqueaban más y más. Todos esos humanos, caminando como hormiguitas hacia sus casas, sus trabajos o otros lugares estúpidos que al final de sus vidas, cuando estuviesen agonizando, jamás les habrán servido de nada, seguía sin entender como podían ser felices con sus vidas, si es que a caso se les podía llamar así. Los odiaba, por la única razón que no me ponía a crear una masacre en mitad de Seattle era porque lo único que me gustaba de ellos era su sangre, sin duda, era lo único que les salvaba, ese precioso líquido rojo que hacía que mi garganta se calmase, impregnando todo su sabor por dentro de mi cuerpo, consiguiendo que me sintiese más completa que nunca. Y es que por mucho que mi existencia fuese creada gracias a uno de ellos y que parte de su sangre corriese por mis venas, seguía odiándolos y estaba segura de que nadie me haría cambiar de opinión.

Esperé a que la noche cayese sobre toda la ciudad y salí con una sonrisa de mi apartamento, impregnándome del silencio y de la tranquilidad que este momento me transmitía, no había cosa mejor que esto. Me decidí por mi primer destino, la playa, a veces iba a bañarme por el simplemente hecho de disfrutar de la sensación de que el agua rodease mi cuerpo por completo, el océano conseguía esconderme en el y transmitirme una tranquilidad especial. Bajé lentamente la cremallera de mi vestido para dejar que se deslizase hasta el suelo, había dejado mis tacones en el coche, porque por mucho que me gustase la playa ahí no iba a acabar la noche, si no le hincaba el diente a algo no conseguía conciliar el sueño, era una costumbre que había crecido con el paso del tiempo.

Caminé lentamente en ropa interior por lo que quedaba de orilla y me adentré en el agua, dejando que las pocas olas que llegaban a romper hasta la orilla chocasen contra mis piernas, disfrutando del sonido que provocaban. No tardé demasiado en sumergir todo mi cuerpo en el mar, disfrutando como una cría pequeña con su juguete nuevo al notar los pinchazos gélidos contra mi piel, aunque no fue por mucho tiempo, me gustaba pero no quería malgastar una buena noche como la de hoy, así que salí de nuevo del agua, dejando que las gotas de agua resbalasen por mi cuerpo hasta caer en la arena y convertirla en una especie de pasta mojada. Sacudí mi pelo antes de peinarlo con los dedos y cogí mi vestido antes de dirigirme a mi coche, abriendo el capo y sacando un conjunto de ropa interior nuevo, lo bueno de haber escogido antes de salir de casa a donde iría es que había podido venir preparada, no me gustaba la sensación de estar mojada. Deslicé de nuevo el vestido por mi cuerpo y volví a subir la cremallera antes de colocarme los zapatos y montarme en el coche, ya había tenido mi momento de esta noche, ahora podía pasar directamente a la diversión.

Arranqué de golpe escuchando como las ruedas de mi coche derrapaban por el suelo, aumenté la velocidad saliendo de esa zona y dirigiéndome hacia las afueras, algunos amigos me habían avisado de que hoy inauguraban una gran discoteca en Olympia, la cual sería un sitio perfecto lleno de humanos a los que muy pocas cosas les importaban esta noche, perfecto para que yo me divirtiese a mi manera. Sonreí en silencio dentro del coche ante ese pensamiento, calculaba que tardaría una hora en llegar, así que encendí la radio por entretenerme un poco, nunca había sido muy de viajar en coche pero una ocasión especial como esta se lo merecía, cualquier cosa con tal de disfrutar a mi manera, además, los humanos de Seattle estaban empezando a aburrirme también.

Parecía que alguien me había escuchado, porque tuve que frenar el coche de golpe cuando en una de las carreteras que salían de Seattle me encontré con un coche parado en mitad de la misma ¿Pero que cojones? Que manía tenía todo el mundo con cabrearme. Solté un bufido observando la escena, un vampiro sostenía un bebé en brazos, lo que me faltaba, uno de esos estúpidos que se involucraban con humanos hasta el punto de casarse e ir lamiendoles el culo como si fuesen superiores a ellos. Lo más gracioso es que yo seguía siendo fruto de una de esas relaciones, pero daba igual, estaba en mi derecho de odiarles todo lo que quería, eran idiotas por involucrarse con ellos más de lo necesario, la sangre. Apagué la radio echando un vistazo a mi bolso, que estaba en asiento del copiloto, y me bajé dando un pequeño portazo. Caminé hacia él disfrutando de como el sonido de mis tacones chocando contra el asfalto se adueñaba del lugar. - ¡Vaya! ¿Papi no sabe cambiarle el pañal a su nena? - Me burlé mostrando una pequeña sonrisa en mis labios y acto seguido puse los ojos en blanco. - Aparta tu estúpido coche de ahí antes de que lo aparte yo a mi manera - Agregué a modo de amenaza, no me gustaban las tonterías. Crucé los brazos a la altura de mi pecho esperando que dejase a su estúpida niñita, se montase y apartase el coche.

Observe a la bebé con detenimiento sujetándola con ambas manos, ni siquiera la pegue a mi cuerpo no quiero tener su jodido olor impregnado en mi ropa ¿Dónde tienen el volumen los bebés? Joder su llanto se está volviendo demasiado molesto y me estaba poniendo de muy mal humor. – ¿Qué no sabes lo que es guardar silencio? – Le dije molesto a la bebé, parecía imbécil hablando con una mocosa que seguramente ni a los dos años llega. Le empecé a quitar la manta rosada que la cubría y la deje caer al piso, no era más que una prenda rosada estorbosa, además no sufrirá por mucho tiempo de frio una vez que me alimente de ella.

Ahora tendría que decidir en qué parte mordería a la bebé para beber de ella, en el cuello no me parece muy adecuado ¿Por qué tiene que ser tan miniatura? Si fuera más grande sería perfecto y tal vez no estaría teniendo que lidiar con una llorona. Observe algo divertido como movía sus pequeños pies pataleando, hasta los bebés parecen poner resistencia ante mí. Estaba demasiado distraído pensando en donde clavaria mis colmillos en esta bodoque con patas, lindo apodo le puse. – Por ser una niñita bastante llorona este es tu final, pequeña – Le dije a la bebé cuando escuche el ruido del motor de un auto acercarse y detenerse detrás del de la humana que ataque, que bien tendré mas cena esta noche.

Mantuve la mirada puesta en la pequeña hasta que escuche la puerta del auto abrirse y bajando una chica eso ni siquiera tuve que mirar para adivinar ya que el ruido de sus tacones la delataban, además no se trataba de una humana… es una hibrida. Vaya mi noche de suerte parece que aun no termina. Un pequeña sonrisa se dibujaba en mis labios al escucharla acercarse y esta sonrisa se borro ante sus palabras de burla ¿se está burlando de mi? No permito nadie lo haga, menos una hibrida idiota que aparece de la nada interrumpiéndome a la hora del postre. Para colmo mi molestia aumento ante su amenaza ¿se burla y me amenaza? ¿Quién demonios se cree esta idiota?

Seguí sin darme la vuelta mirando a la bebé. – El postre puede esperar un poco más – Me agache un poco para meter a la pequeña de nuevo al auto dejándola recostada tal como estaba antes. – Parece que me tope con una hibrida bastante idiota – Dije sin mirarla aun, ahora soy yo quien se burla de esa idiota. Me hice a un lado para cerrar la puerta del auto y me di vuelta para fijar mi mirada en la hibrida. – ¿Quién te crees tú para venir a burlarte y amenazarme? – Pregunte molesto echándole un vistazo de pies a cabeza.

En realidad debería golpearlo por idiota, por dejarse acomplejar por alguna estúpida humana que encima traía una niñita llorona de regalo, pero no tenía tiempo para eso, quería esta noche para mi aunque me hubiese cruzado con ese tío que no sabía vivir. Y es que seguía sin entender que les llevaba a amar con locura a un simple humano y eso que mis padres habían empezado así, supongo que por eso ni los hablaba desde que aparenté una edad lo suficiente buena como para valerme por mi misma, de hecho no sabía si habían muerto o seguían haciendo cosas inútiles por ahí, aunque esperaba que por el bien del mundo, hubiesen muerto dejando así dos idiotas menos en la tierra.

Observé como metía a la niña del coche y tuve que bufar, solo le había faltado arroparla y darle un besito en la frente, aunque en realidad lo hubiese preferido, el llanto de ese bebé se me estaba metiendo en la cabeza como si fuese una taladradora ¿Por qué lloraban tanto? Si me la dejase unos cuantos segundos no volvería a llorar más, pero seguro que el estaba encantado con el llanto de su niñita. Escuché sus palabras viendo como cerraba la puerta y levanté una de mis cejas ¿Me acababa de llamar idiota? Este no sabía con quien se había topado. ¿Que quién era yo? Que no se preocupase, porque tarde o temprano lo iba a saber, aunque eso no me daba respuesta a porque me miraba de arriba a abajo como si fuese la primera vez que viese a una chica.

Una sonrisa cruzó mis labios antes de hablar, me encantaba sonreír a la gente con la que me metía, conseguía sacarles de quicio con la felicidad que me invadía en el momento. - ¿Yo? ¿Idiota? Habló aquí el padrazo del año, a tu niña se le ha caído la mantita ¿Por qué no la recoges y te la metes por donde te quepa? - Me mordí la lengua para no insultarlo. Coloqué mi pelo hacia atrás antes de señalar su coche con mi dedo por unos segundos. - No quiero tener que repetírtelo, quita tu baratija de coche de mi camino o irá junto con tu niñita a la cuneta - Le advertí de nuevo, tenía que haberlo tirado desde un principio y haberme ahorrado tanta palabrería, además el seguro que ahora estaría sufriendo y yo regocijándome en mi felicidad.

Qué desperdicio... Esas palabras se repetían en mi mente cada vez que lo observaba de arriba a abajo, yo podía haber hecho grandes cosas con él, no sería la primera vez ni la última que tendría a un ser en mi casa, un ser que estuviese completamente dado a mi, pero por desgracia ese estúpido se había encoñado con alguna humana idiota, una pena que ya no pudiese engañarlo. Dejé de mirarlo de arriba a abajo con un pequeño suspiro, volviendo a clavar mi vista en sus ojos y esperando que intentase callarme de nuevo.

Era idiota, estaba tan ensimismada observándole como una auténtica idiota que me pilló totalmente desprevenida cuando me agarró. Llevé mi mano hasta la suya para que soltase mi pelo, me daba igual donde narices me llevase, pero quería que soltase su agarre o a partir de esta noche tendría una extremidad menos. Hice una mueca observando a la humana muerta en el suelo y puse mis manos para no caer de lleno en ella. Lo observé incorporándome con agilidad y haciéndome la sorprendida mientras llevaba una de mis manos hasta mi pecho. - ¡Oh dios mío! ¡Has matado a una humana! ¿Cómo eres tan... malvado? - Dije de forma sarcástica volviendo a poner una expresión normal, lo que me faltaba, un vampiro idiota.

Sacudí mi vestido y me lo coloqué mientras reía un poco, recordando lo que había dicho sobre mi padre. - Ah, ya se lo que ocurre, llevas tanto tiempo sin tener sexo que te pone pensar en mis padres haciéndolo - Hice una mueca de asco al terminar de hablar y carraspee para seguir haciéndolo. - Seguro que te dejas todo tu dinero en chicas de compañía, porque dudo que alguien se involucre contigo de forma voluntaria. - Le guiñé un ojo, tendría que haber seguido mi camino, no me gustaba perder el tiempo.

Me alejé del cuerpo de la humana observándola con media sonrisa y me acerqué a él a velocidad vampirica para hundir mis dedos en su pelo y estampar su cabeza contra el capo del coche, dejando un hueco bastante visible. - ¡Ding ding! - Solté su pelo y moví mis brazos para darle un empujón haciendo que cayese al suelo. - Si vuelves a agarrarme el pelo, te mato - Le avisé con una sonrisa poniendo mi mano en mi cintura.

No se como narices lo hacía pero siempre acababa metiéndome en problemas. Esta noche yo tan sólo quería ir a esa discoteca de la que me habían hablado, emborracharme y alimentarme de uno o dos estúpidos humanos, pero no, el vampiro niñera había tenido que aparecer en mi camino para acabar con mis perfectos planes. Lo observé en el suelo mientras bufaba y apartaba mi pelo hacia un lado, tendría que haberlo mandado más lejos y haber aprovechado para irme en mi coche. Desvié mi vista hacia el coche de la humana que había en el suelo ¿Como podía llorar tanto ese bebé sin ahogarse? Fui tan tonta de caer en esa distracción que para cuando quise darme cuenta se abalanzó contra mi cuerpo. Hice una mueca cuando mi espalda chocó contra el asfalto, el dolor no duró mucho tiempo, pero eso no significaba que mi molestia hacia ese vampiro idiota había aumentado. - ¿Tonta híbrida? Wow, tu originalidad me está dejando sin habla - Solté con una sonrisa, la cual duró hasta que sentí su mano acariciando mi sexo por encima de la tela de mi ropa interior ¿Qué narices hacía ahora? - Aparta tu mano de ahí o te la arranco de un mordisco, idiota - Un gruñido salió de mi garganta mientras clavaba mis ojos en los suyos. Abrí un poco mis piernas preparada para propinarle una patada en sus partes, aunque en realidad no podía negarlo, un poquito si que estaba disfrutando.

Un gemido se me escapó de golpe al notar su mano de lleno sobre mi sexo ¿Qué estaba haciendo? Y lo más importante... ¿Por qué no le había apartado ya? Lo observé levantarse mientras me quedaba tumbada en el suelo, casi sin saber muy bien cómo reaccionar. Me levanté poco a poco, sacudiéndome la ropa sin mirarlo. - Si vuelves a ensuciarme la ropa, te demostraré eso de quien acaba con quién - Volví a amenazarlo antes de colocarme bien el vestido. Aproveché que estaba mirando al bebé para acercarme usando la velocidad, le empujé tirándolo al suelo y me quedé observándolo desde arriba, colocando mis brazos en jarras. - ¿Quien te crees que eres para tocarme? - Levanté una ceja, había disfrutado, sí, pero eso no quitaba que estuviese molesta, yo no le había dado ningún permiso.

Mi ceja volvió a levantarse al escucharle ¿Pero que decía? Intenté mantenerme seria pero al final tuve que estallar en risas. - ¿Que me que? - Seguí riéndome, no podía evitarlo. Este tío tenía que tener algún problema o algo ¿Que pretendía? ¿Que me desnudase así como así y dejase que hiciese lo que quisiera conmigo? Cada vez que lo pensaba detenidamente volvía a darme la risa. Me apoyé en mi coche serenandome antes de observarlo con media sonrisa. - Me parece a mi que esas cosas conmigo no te van a funcionar, a mi nadie me ordena nada, y mucho menos tú. - Le aseguré al mismo tiempo que me cruzaba de piernas, estaba jodidamente enfermo. Lo miré incorporandome para acercarme a la puerta del piloto - Quizás deberías irte antes de seguir haciendo el ridículo. - Solté de nuevo otra risita y abrí la puerta. Que me iba a meter a su compañero decía, dios mío, lo que tenía que aguantar una.

Puse los ojos en blanco cuando empezó a fantasear sobre todo el placer que podía haberme regalado ¿Por qué todos los tíos eran exactamente iguales? Se creían los malditos reyes de todo. Caminé hacia él escuchando como hablaba con el bebé llorón, además de creído estaba algo loco. Observé como le daba el biberón y solté un pequeño bufido. - Como sigas colocandola así acabarás ahogándola con su propio biberón - Comenté apoyándome en su puerta mientras lo observaba. No sabía porque me quedaba aquí dándole consejos que no sabía ni de donde me había sacado, bien podía haberme ido ya, seguro que ya tenía entre mis dientes la preciosa yugular de un estúpido humano. Acomodé mi espalda contra el coche mientras llevaba mi vista hasta la pequeña niña ¿Qué pensaba hacer? ¿Comérsela? Era a la primera que le encantaba alimentarse de humanos, pero de un bebé me parecía tan...sádico. 

Levanté mis manos alejándome un poco, no iba a coger a ese saco de babas y lágrimas por mucho que a él le diese la gana. - Es tu problema... cómetela o encierrala en el coche o algo, pero yo no voy a cuidar de... eso - Solté con una mueca de asco. Me limpié la tela de mi pecho que estaba algo manchada por todo lo que berreaba esa cosa llorona, a la cual ni loca pensaba tomar en brazos. Lo miré colocándome el pelo una vez que ya sacudí mi vestido. - ¿No será tu hija o algo así? - Pregunté al mismo tiempo que lo miraba de arriba a abajo sin poder evitarlo. Quien sabía con quien se había acostado este hombre antes de convertirse en lo que ahora era.

Me agaché un poco para retocarme el maquillaje un poco, ayudándome del retrovisor del coche, sin poder evitar reír un poco al escucharle. - Siempre he querido saber que pasa si le das vodka a un bebé - Comenté pensativa mientras me ponía de pie de nuevo. - Aunque supongo que no querrás hacerle algo tan horrible a tu hija - Bromee rodando los ojos, yo sería capaz de darle un trabajo mucho más servicial que cuidar de una niñita. - Pensaba invitarte a una buena ronda de humanos, pero veo que estás ocupado - Comenté con un leve encogimiento de hombros y miré su trasero con una sonrisa antes de darme la vuelta. - Mucha suerte con eso, cariño - Volví a bromear al mismo tiempo que caminaba de brazos cruzados hasta mi coche. ¿Que por qué había pensado en invitarlo? A saber, supongo que un poco de compañía no me hubiese venido mal, aunque fuese de un vampiro algo arrogante.

Pensaba abrir la puerta de mi coche, montarme y dejar atrás todo eso, pero todo el plan se fue al traste cuando noté el pañal mojado contra mi espalda. Me giré sin poder creerme lo que acababa de hacer, mi vestido... ¿Cómo narices se había atrevido a hacerme eso?  - ¿PERO SE PUEDE SABER QUE HAS HECHO? - Le grité sin poder evitarlo ¿Quien se creía? Hice una mueca de puro asco al notar mi espalda mojada, me aparté el pelo a un lado y bajé la cremallera de mi vestido sin quitar la cara de asco, incluso el olor estaba dándome nauseas. Lo miré antes de bajarme el vestido del todo al mismo tiempo que tenía una idea, no pensaba quedarme así. Me acerqué a él usando la velocidad y le arranqué la camiseta para usar su tela como toalla. Comencé a secarme la espalda mientras observaba mi vestido en el suelo con pena, no pensaba en la posibilidad de lavarlo, tan solo de tirarlo a la basura de una patada.

Me limpié sin poder borrar la mueca de asco de mi cara, ese olor era lo más horrible con lo que me había cruzado en mucho tiempo. Lo miré levantando una de mis cejas al escucharle decir eso. - ¿No tienes que cuidar a tu niñita? - Señalé a la niña a los ojos. Pegué una patada al vestido para que cayese a la cuneta e hice lo mismo con lo que quedaba de su camiseta, si quería recuperarla ya sabía donde estaba, porque yo ni loca pensaba volver a tocarla. Coloqué mi pelo antes de volver a hablar mientras lo observaba, puede que lo que acababa de ocurrir mereciese la pena teniendo en cuenta su vista sin camiseta. - Has tenido tu oportunidad cuando te he invitado a venir, pero la has perdido cuando me has cambiado por... eso - Le guiñé un ojo antes de echarme un vistazo, odiaba que me tocase volver a casa a vestirme.

Observé con una mueca como me rodeaba con sus brazos y me pegaba a él, y no solo eso, sino que también se atrevía a llevar una mano hasta mi trasero. Lo miré de arriba abajo al mismo tiempo que levantaba una ceja. - ¿Como he pasado tan rápido de híbrida molesta a sexy híbrida? - Le pregunté con una pequeña sonrisa, parecía que ya había encontrado una pequeña forma de controlarle. Subí una de mis manos hasta su pecho y pasé mi dedo índice por él mientras lo observaba. - ¿Y que quieres atenderme, eh? - Tenía que pensarme seriamente que quería hacer con él, no se merecía mucho después de como me había tratado, pero era tan sexy...